TROMPETEROS QUE ANUNCIAN LA VIDA O LA MUERTE DE LOS QUE HUYEN
Las orquestas posadas en el atardecer
se preparaban para la semana de los encapuchados.
El sonido de aquellos himnos
era familiar y conmovedor.
Ya del otro lado del afluente,
muy cerca de la Aguja Esmaltada,
se hallaban las pisadas de los prófugos.
También lo soy.
Conozco cicatrices en los muros.
Conozco las huellas sobre el arcilloso suelo
y a la jauría a la caza del que huye.
He deslizado mis dedos en paredones inmensos
por cuyas grietas brota el musgo rojizo
que en primavera con seguridad se deshace.
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